jueves, 18 de septiembre de 2008

La velocidad de la Arquitectura china [Herzog y De Meuron, David Childs, Rem Koolhaas].


Los planes urbanos y las intervenciones arquitectónicas chinos han estado siempre ligados a la verticalidad del poder. Existe una continuidad histórica entre la creación de la Ciudad Prohibida y la Arquitectura contemporánea que en la actualidad ha surgido en China.

La toma aérea era melodramática. Una casa pequeña al centro de un foso de tierra excavada de diecisiete metros de diámetro y diez metros de profundidad en una manzana lista para recibir los cimientos de un futuro centro comercial. Alrededor, edificios. En la azotea de la vivienda, una bandera china. Doscientas setenta viviendas ya habían sido demolidas en la misma manzana, faltaba sólo esta. Le decían -la casa clavo de Chongqing-. La imagen abarrotó la prensa internacional, los propietarios Wu Ping y Yang Wu se volvieron famosos. Luego de tres años de negarse a ser desalojados, los dueños cedieron a las presiones, tanto de los constructores como del gobierno, y fueron reubicados en una vivienda de similar tamaño en el distrito de Shapingba, a las afueras de la ciudad. Al día siguiente la vivienda fue demolida. El orden establecido siguió su curso. El gesto de los propietarios dejaba la misma sensación de heroísmo desesperado e inútil que la de aquel hombre que intentaba detener a los tanques cerca de Tiananmén en 1989. La impotencia de estos actos hace evidente que cuando China se propone dar cualquier gran salto hacia adelante no hay quien se lo impida. Lo han ensayado por milenios. Lo seguirán haciendo.

Los planes urbanos y las intervenciones arquitectónicas chinos han estado siempre ligados a la verticalidad del poder. Existe una continuidad histórica entre la creación de la Ciudad Prohibida, la remodelación de la plaza Tiananmén por Mao Zedong y la construcción de los actuales rascacielos y estadios. Son planes que van más allá de la creación de espacios para la convivencia cívica: la arquitectura se reduce a un mero símbolo, su finalidad es la demostración del poder implacable aunado a una asimilación de la modernidad que sería impensable en cualquier país occidental. El desarrollo urbanorregional de China a principios del siglo XXI es quizá el mayor experimento poblacional de la historia humana. Las estadísticas son abrumadoras. China consume el 54.7% de la producción mundial de concreto y el 36.1% de la producción de acero. En los próximos veinte años doscientos millones de campesinos emigrarán a las ciudades. Tres aglomeraciones urbanas, el Delta del Río de las Perlas, el Delta del Yangtsé y el área Pekín-Tianjin-Tangshan, concentran más de 120 millones de habitantes. Sólo en Shanghái existen 2,800 rascacielos de más de dieciocho niveles y se encuentran otros dos mil en proyecto. Además, el nuevo hipercapitalismo comunista desborda energía y está ansioso por apantallar al mundo a cualquier costo. Todo se vale y todo está por hacerse. Es decir, es el paraíso de los arquitectos globales.

1 comentario:

άπķŦ. Ânġęl dijo...

me gusta mucho la arquitectura y me sorprende las construcciones chinas me gusto mucho tu articulo ...esq estudio arquitectura